viernes, 21 de agosto de 2009

Los Amantes

Hoy iba bien distraída en la micro, camino a lo de siempre, era temprano y estaba heladísimo, el cielo se caía y podría resumir todo como en un suave canto de mariposa, en colores anaranjados , en un ritmo constante que eludía a alguna canción que ya conocía desde mi infancia, tenía la mente en blanco, y el tiempo se sentía tan extraño, no soy capaza de describirlo, cada tanto cerraba los ojos con intención de permitirle al momento secuestrarme, y lo hizo, noten lo curiosísimo del caso, . en el par de asientos justo frente al mío iba una pareja de ancianos, él la contenía dulce entre sus brazos, ella se cobijaba sumisa en un calor ya conocido por ella, llevaba un gorrito gracioso tejido a mano de un color amarillo muy muy claro, una bufanda también tejida, verde, muy amplia y gruesa, él era visiblemente superior en proporciones, aunque quiero ser justa, todo es cuestión de percepciones, así que solo diré eso, quien lea esto imagínelo como se le antoje, mi relato seguirá fiel a la realidad no obstante la imaginación del lector, después de todo la realidad vale menos q estas letras revueltas y amontonadas. Después de unos minutos él retiro su brazo para incorporarse nuevamente como hubiese hecho en un principio, ella en tanto acomodaba minuciosamente el cuello de la camisa del hombre, como buscando alguna escusa para preocuparse un poquito mas de la cuenta o quizás por simple costumbre a años de dedicación, pero lo más atrayente eran sus miradas, la forma en que él la veía y en que ella respondía justificaba todo lo descrito antes, la paciencia, la tranquilidad excesiva, la hora, el frio, la micro ruidosa y per turbante, Francisca Miranda, en vos del profesor de gramática inglesa,.., tengo aun la imagen de la amorosa pareja en mi mente al tiempo q intento lidiar con la mirada cómplice de él, que acaba de terminar de pronunciar mi nombre, ya no huelo el perfume viejo, ni puedo ver los colores que tan lejos me tenían, pero la sensación persiste, y mientras voy percatándome de esto el me pide concentración, estoy en dos mundos al mismo tiempo y mis sentidos corren como enfermos de uno a otro, huelo ambos, oigo ambos, y amo a ambos, pero hoy prefiero seguir en el asiento de la micro, observándolos a ellos, viviendo un sueño ajeno, que alegría me provoca pensar que no necesito seguir de pie con los ojos abiertos por un minuto más, que en ellos ya viví lo que siempre busque, en un salto de vida, en solo 15 minutos, ya no necesito seguir viva.

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